AVISO: Aunque los hechos relatados en esta historia ya se pueden
encontrar en la Beta de Warlords of Draenor, y en el reino público de pruebas,
puede ser que haya jugadores que no quieran conocer el contenido de próximos
parches hasta su salida oficial. A todos ellos les pedimos que no sigan leyendo
para que su experiencia de juego no se vea alterada.
--------------------------------------------------
Diario de campaña de la Magistri Quelariel de Lunargenta.
Algo grave ha ocurrido. Tropas, héroes, comandantes, Horda, alianza,
todos se están movilizando hacia Tierras devastadas en pro de un nuevo enemigo.
Las circunstancias de lo ocurrido aun no lo sabemos. Algunos equipos de
avanzada ya han llegado para explorar la zona y los nuevos enemigos.
--------------------------------------------------------------
Finalmente hemos llegado al
Desembarco Arrasado. Estamos muy al sur de las posiciones habituales de Horda y
alianza. Hemos tenido que llegar mediante un portal que ha abierto la
avanzadilla, ya que el portal que usualmente se utilizaba para llegar hasta el
portal oscuro ha sido desbaratado. Calculo que nos encontramos al este del
portal, en los acantilados sobre la costa quebrada.
Nos dirigimos hacia el
comandante de la expedición, ni más ni menos, que el chaman del mundo Go’el.
Thrall.
-Azeroth ha sido atacado por
un enemigo despiadado que esta empeñado en dominar el mundo- Nos dice Go’el al
llegar a su lado- Debemos actuar rápido si queremos detener el caos que crece a
nuestro alrededor.
El mundo está al borde del
colapso, de nuevo, no tenemos un respiro.
-La situación aquí es
desesperada héroes, tenemos que hablar.- Go’el hizo una pausa- Nos llegaron
informes de que el portal se torno rojo antes del ataque. Se hacen llamar la
horda de hierro. Sus tropas están increíblemente bien equipadas y su número
para inagotable. Ya han tomado el Castillo de Nethergarde y Okri’lon
¿Ya han tomado las bases de
las fuerzas de vigilancia?
- A nuestros soldados de
primera línea les vendría bien vuestra ayuda, héroes. Además nuestro soldados
están siendo vapuleados por cañones de a horda de hierro. No sé cuanto más
podrán aguantar, ya están demasiado dispersos, buscad una solución a ese
problema.
Un poco apartado de Thrall
esta Rokhan ¡Rokhan! Un famoso héroe de la horda y de la fundación de
Orgrimmar.
-Envié al explorador Pazaztick
a echar un buen vih’tazo al poh’tal. Ya debería haber vuelto pa’ informar, como
es que tarda tanto. Eh’to es lo que pasa cuando contratas goblins. Id a ver si
lo veis poh’ favor.
El campo de batalla es un
hervidero de desigualdad. Grandes cañones de la Horda de hierro disparan
proyectiles más grandes que los cañones que nuestra Horda tiene plantados en el
camino que lleva a los acantilados donde tenemos la base. Los soldados de la
avanzadilla llevan a cabo alguna escaramuza en la primera línea contra orcos
marrones 2 veces su tamaño.
Avanzamos a través de los
enemigos, eliminando a cuantos se nos aparecen. A lo lejos, en una colina vemos
un gran artilugio goblin, un telescopio. Nos dirigimos hacia allí, peor a quien
encontramos no es a pazaztic, si no a Khadgar… ¡Khadgar!!
-Llegue un pelín tarde, tu
espía a muerto. Es peor de los que imaginaba, la invasión de la horda de hierro
ha comenzado. Puedes verlo tú mismo.
Usamos el telescopio para
visualizar el portal. En efecto, ya no es verde, si no rojo, y el campamento de
la Horda y alianza ya no están. Han sido arrasados. Ya solo quedan mas y mas y
mas y mas soldados de la Horda de hierro, y mas siguen atravesándolo. Retiramos
la vista del telescopio.
-Debo informar el jefe de
guerra Vol’jin- Nos dice Khadgar- Manteneos alerta héroes, se acercan tiempos
oscuros.
Nos retiramos de la colina. Al
menos mientras bajamos vemos que Khadgar a dado buena cuenta de los asesinos de
Pazaztic. Es momento de volver al campamento y contarle a Go’el lo que hemos
visto.
-Gracias héroes, por disminuir
la presión sobre nuestras líneas, las tropas y tanques que habéis destruido les
harán perder tiempo. Esto me hace pensar en que no hemos sido capaces de
realizar ninguno de los planes de batalla. Sin duda nos espían. La horda de
Hierro debe tener exploradores por todas als tierras devastadas, la victoria se
nos escapa.
Antes de solventar el problema
de los exploradores, el contamos a Rokhan lo que le ocurrió a su espía.
-Mala cosa. Esa Horda de
hierro eh’ta causando muchos problemas por aquí. Tenemos que encontrar un modo
de encargarnos de ellos.
A continuación Rokhan sigue
hablando.
-Llegamos demasiado tarde…La
horda de hierro ya había apresado a varios de nueh’tros guerreros. Sin duda
eh’taran intentando sacah’les información. Me temo que cuando acaben el
interrogatorio, los ejecuten. Se nos acaba el tiempo.
Hemos dado buena cuenta de los
verdugos. Nuestros hombres han sido liberados, y por el camino hemos dado buena
cuenta de los exploradores que estaban interrumpiendo las operaciones de
nuestros hombres. Go’el no se a extrañado que con tantos espías no pudieran
ejecutar ningún plan.
-Voy a llevar un pequeño
escuadrón tras las líneas enemigas. Nos vemos en Machacaminedo héroes, allí
decidiremos nuestro próximo paso.
Nos infiltramos tras las
líneas enemigas. Llegamos hasta Machacamiedo, una zona de población Ogra.
Encontramos a Go’el en los restos de una casucha, hablando con Okrilla.
Primero hablamos con Go’el,
que nos da las gracias por haber llegado hasta allí, y nos dice que no dudaba
de que lo conseguiríamos. En seguida pasa a darnos ordenes de batalla.
-Vais a tener dos misiones por
delante. La hora de hierro controla Nethergarde, pero son unos estúpidos si
piensan que vamos a dejar con controlen una posición tan estratégica. Mis
mejores soldados están deseando derramar sangre de esos desgraciados, peor os
necesitamos para que lideréis la carga. Además, es hora de que conozcamos a sus líderes. Nuestros exploradores han
identificado a unos cuantos de sus tenientes. Su ataque es demasiado organizado
para tratarse solo de sabiduría tribal. Seguro que esos tenientes tienes planes
de batalla secretos. Para esta misión solo puedo confiar en vosotros.
No había momento en que
pudiéramos estar más decididos a machacar a la Horda de hierro, pero antes de
que emprendiéramos la marcha, Okrilla nos pidió que la escucháramos.
-Cuando la Horda de hierro
conquistó Nethergarde, atacamos. Aunque matamos a los que había dentro, la
Horda de hierro trajo refuerzos a través del portal oscuro y conquistó
okri’lon. Tantas almas arrancadas de su cuerpo por esos salvajes. No debemos
olvidar a aquellos que dieron sus vidas por defender Nethergarde. Si encuentras
recuerdos de los caídos, tráemelos.
Emprendemos a marcha. Llegamos
a Nethergarde y lo vemos todo plagado de brutos de la Horda de hierro. Del
primer teniente que damos buena cuenta es Rukah, la maquinista. Encontramos un
frasco de veneno de Neka, una orca que murió defendiendo Nethergarde.
El siguiente en morder el
polvo es Gar Aplastarocas. Es un bruto con muy mala leche, pero acaba derrotado
como la rata que es. Encontramos el Hacha de Aitokk, otro héroe de Okri’lon.
Cayó como un héroe defendiendo Nethergarde.
Encontramos a Dodrik
Dedosnegros, y le enseñamos de lso que somos capaces. Un teniente más dado de
baja de las filas de la Horda de Hierro. Encontramos el escudo del sobrestante
Struck. Otro héroe mas que ha dejado Azeroth.
Hemos liderado el ataque a
Nethergarde, hemos matado a sus tenientes y hemos recogido objetos personales
de héroes fallecidos en combate. Podemos volver con Go’el.
-La horda de hierro aprenderá
a temernos, como debe ser - Nos dice Go’el – Y veo que traéis planes de
batalla, perfecto.
-¿habéis encontrado algo?- Nos
pregunta Okrilla. Le entregamos los objetos de los caídos que hemos encontrado.
-Si los informes de batalla
que traes son correctos, los ogros Machacamiedo son tan culpables de esta
devastación como la horda de hierro. Es hora de enviar un mensaje a los Ogros. Parece
que el principal contacto de la Horda de hierro es un gran ogro Machacamiedo
llamado partedientes. Si lo matas, afectara a sus planes de guerra. En
cualquier caso, hemos de demostrar a los ogros que ocurre cuando te endrentas a
la verdadera Horda. Enviales un mensaje.
Okrilla estallo de furia.
-¿Que los Ogros Machacamiendo
creen que nos han superado? Lo pagaran caro. Toma este veneno y échalo en su
estofado de ratas. Los corroerá por dentro, lenta y dolorosamente, tal y como
merecen morir.
En ningún momento dudamos que
el mensaje que Go’el quiere que enviemos a los ogros es más parecido al veneno
que nos ha dado Okrilla que a una nota escrita. ¿Los ogros sabrán leer?
Hemos visto presencia de la
Horda de Hierro en las inmediaciones de los machacamiedo, pero eso no nos ha
impedido dar buena cuenta de los ogros. Al final el mensaje a los ogros ha
tenido que ser unos cuantos cadáveres despanzurrados por el suelo, y los
dientes de Partedientes volando por los aires en mitad de una filotormenta.
Además de unas cuantas indigestiones que ni la sal de frutas podrá solucionar,
a no ser que la sal de frutas puedas devolver la vida.
-¿Partedientes yace muerto?
Perfecto, creo que la Horda de Hierro le costara encontrar otro ogro lo
suficientemente listo. Y es importante que nuestro enemigos sepan qué pasa si
atacas a la Horda autentica, es bueno que estuvieras allí para enseñárselo.
-Ojala pudiera ver sus caras
mientras sufren y se retuercen.
-Con la información que has
recopilado hemos descubierto que la Horda de hierro la comanda un orco muy
poderoso llamado Gar’mak bailaespada. Está atrincherado en bastión okri’lon. Si
lo matas, no ganaremos la guerra, pero cortaremos las comunicaciones de la
Horda de hierro. Así obtendremos tiempo para reunir más fuerzas y trazar un
plan de batalla para enfrentarnos a esta nueva amenaza.
Partimos hacia Okri’lon. Está
plagado de miembros de la Horda de Hierro. Nos deshacemos de todos. Aunque
estaría bien que vieran como despachamos a su comandante, preferimos
eliminarlos, para que no molesten.
Legamos al bastión donde se
esconde Gar’mak, y con ayuda de Go’el lo quitamos del medio.
-hemos frenado a la Horda de
Hierro. Pero esta guerra no acaba aquí. Me quedare aquí y seguiré con nuestros
esfuerzos para contenerlos. Hay que informar al jefe de guerra de lo que hoy
hemos conseguido aquí, y de lo que nos depara por delante. Lo mejor será que
seáis vosotros mismos los que se lo digáis, héroes.
0 comentarios:
Publicar un comentario