- Siempre ha de haber un Rey Exánime. - Aquellas palabras terminaron de fundir la mente de la Reina Alma en pena, después de ver todo lo que el Rey Exánime ha creado, destruido y descompuesto.
Entonces un frío
escalofriante penetró en lo más profundo de los huesos de Sylvanas.
Era él.
- ...Y aquellas fueron las últimas palabras que escuché de Uther el Iluminado… Aquellas frías y escalofriantes palabras nublaron por completo mis pensamientos… (Suspira). – Ahora lárgate, no quiero volver a recordar el tormento por el que pasamos miles de vidas en aquel Páramo Helado.
Tras aquellas
palabras cargadas de furia, marché de la ciudad de Entrañas, no me
gustaría ver a una Sylvanas molesta. Aunque, su reacción es de lo
más lógico. Aun así, mis ansias de conocimiento sobre los
habitantes de la Antigua Lordaeron y de la Orden de la Mano de Plata
y de su gran líder se vieron aumentadas considerablemente. Mientras
cabalgaba por las tierras de Tirisfal, estaba pensando en el próximo
punto de partida, y hacia dónde me llevaría dicho punto, pero mi
mente tenía suficientes cosas en mente como para impedirme pensar en
ello.
Momentos después,
se puso a llover, en aquel momento estaba maldiciendo a los elementos
que provocaron la tormenta siendo un día tan caluroso, como si se
encontrara en el mismo corazón de Azeroth. Conseguí llegar a Rémol
antes de que la tormenta me empapara completamente, allí pasé la
noche en una taberna.
Estuve toda la noche
en vela pensando en quién sería el más indicado para hacerle una
serie de preguntas sobre el gran Uther el Iluminado.
Pero no me venía a
nadie en mi cabeza, ya que Uther fue el Paladín más grande que vio
Azeroth, ya que combatió durante la Segunda Guerra contra los orcos,
y su vida tuvo fin en la Tercera Guerra, asesinado a manos de él…
Por lo que yo ya
sabía, la Orden de la Mano de Plata era la mayor congregación de
Paladines de toda Azeroth al servicio de la Alianza, el ideólogo de
tal organización fue el Arzobispo Alonsus Faol, que delegó el cargo
de líder a Uther, en aquel momento fue cuando nacieron los
Paladines. También se – y todos saben.- cómo murió el Iluminado,
a manos de su discípulo el cual consideraba su hermano pequeño,
Arthas Menethil. A pesar de ser de la Alianza, varios miembros de la
Horda se sorprendieron ante grandiosa y triste noticia, líderes que
ansían la paz entre ambas facciones.
Y en aquel entonces,
de madrugada, fue cuando una borrosa silueta aclaró mis pensamientos
y marcó mi próximo destino. Tenía que partir hacia Kalimdor de
inmediato.
Pasada una semana
viajando, llegué a aquel lugar, un lugar muy húmedo, lugar de
reposo de la hija de Alamuerte y a su vez hermana del grandioso y
temido Nefarian: Onyxia. Pero ese no era mi objetivo, así que partí
hacia aquella fortaleza apartada del suelo encharcado de barro y
arañas adaptadas raramente a aquel clima húmedo. Llegué a la
colina desde donde se veía aquel enorme castillo, y la isla que lo
apartaba, ahí me hallé, momentos después, en Theramore. A pesar de
pertenecer a una facción neutral, me acogieron de manera no muy
amistosa. Por el contrario, Jaina Valiente me recibió gustosa, y con
gran entusiasmo por saber qué le iba a preguntar sobre qué sabía
ella sobre Uther:
- Se podría decir que Uther era la cabeza de la Orden. A pesar de que Arthas fue su discípulo, él siempre lo consideró como un hermano para él. A pesar de que Uther murió exhalando su último aliento por proteger la Urna del Rey Terenas… - Jaina observó con ojos cristalinos el guardapelo que llevó Arthas consigo hasta el día de su muerte, en el que contenía una imagen de ella sonriendo. – Lo siento… - se disculpó.
- No pasa nada, Lady Valiente, sé que he preguntado algo que incomoda no solo a usted, sino a toda Azeroth.
- Tienes razón… En fin… - prosiguió, con un nudo en la garganta. – Arthas era un poco impulsivo en cuanto entró en la Orden, pero Uther era el que lo encarrilaba hacia el camino correcto de la Luz. Tampoco sé mucho más que tú sobre Uther, ya que todos los que están relacionados directamente a él están muertos, Antonidas, Benedictus, Terenas… Según sé, durante la Primera Guerra, aún siendo niño, fue fugitivo durante prácticamente toda su infancia hasta que te llegó a la madurez y se convirtió en el fiel compañero del Arzobispo Alonsus Faol. Junto a Uther, crearon la Orden de la Mano de Plata, que reclutaba guerreros que combatían al servicio de la Alianza y en el nombre de la Luz, desde entonces, esos guerreros, fueron denominados como Paladines. Uther fue el primero de todos. Combatió ferozmente en la Segunda Guerra, y aguantó muy bien los caprichos del destino en la Tercera, hasta que él le arrebató el alma. Entonces, desde que murió, únicamente nos pudimos comunicar con él a través de su tumba en las Tierras de la Peste, pero, sorprendentemente, en la campaña de Rasganorte…
- ¿Qué ocurrió en la campaña de Rasganorte? – pregunté asombrado.
- Tras ver la destrucción que acaecía en la Forja de Almas y en el Foso de Saron… – hizo una breve pausa para volver a tomar aliento y evitar que yo detectara sus preciosos ojos llenos de lágrimas.- Una vez entramos en Las Cámaras de Reflexión, le vimos a él salir de la propia espada, su alma… Ha estado encadenada prácticamente desde su muerte, protegiendo la Urna con los restos del Rey Terenas Menthil II, dentro de aquella maldita… Hojarruna. Entonces nos contó todo lo que ocurría si el mismo Arthas Menethil moría a manos de la campaña de Rasganorte por parte nuestra y de la Horda… Y aquel fue el último momento en el que vimos al Iluminado, ya que después de la Caída del Rey Exánime, no se le ha vuelto a ver…
"Este
pequeño relato se puede encontrar reflejado en los acontecimientos
de Warcraft II: Tides of Darkness & Beyond the Dark Portal,
Warcraft 3: Reign of Chaos y en la expansión World of Warcraft:
Wrath of the Lich King"
Este
relato ha sido escrito por Sahr
Supongo que será cosa mia, pero entre en esta página porque me tenéis acostumbrado a muy buenos lores e historias, pero al leer esto... para mi gusto, este lore me ha dejado mucho que desear, lagunas, falta de contenido... espero que sigáis con vuestra antigua línea de lore , ya que realmente disfrutaba leyendo.
ResponderEliminarHola anónimo.
EliminarGracias por tu comentario.Siento tener que leer que el tipo de relato escrito por nuestro compañero no es de tu agrado. Cada persona tiene su forma de escribir, y aunque a no todo el mundo puede gustarle no pensamos que causaría "decepción" entre nuestros lectores.
Espero que los próximos lores, sea quien sea el autor, sean de tu agrado, y te los sigas pasando igual de bien leyéndolos.
muchos saludos.
PD: perdón por tardar en contestar.