DUROTAN
Autodiario mágico de la Magistri Quelariel
de Lunargenta.
Llevo toda la tarde registrando estanterías
y baúles. No encuentro una cartera de seda abisal que tenia con
algunos documentos y diarios de investigación. Entre otras cosas
estaban todas las notas de la investigación biográfica de Medivh,
el último guardián. Aquí tampoco esta…. ¿Que es esta
reliquia?......
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Creo que he bebido demasiado. En el Krosh’harg
de este año estoy bebiendo demasiado. Suerte que Orgrimm, sí, creo
que se llama así, me acompaña bebiendo. Parece buen compañero,
aunque pertenece a otro clan, al Rocanegra, pero parece buen tipo.
Tiene un apellido curioso, Martillo Maldito. Le viene de familia, su
padre Telkar, lo ostenta con orgullo. Creo que ese nombre va ligado a
un arma reliquia que conservan en su familia, un martillo de guerra.
He de pasar esta prueba. Mi padre Garad, es el
líder de nuestro clan. Él lo defiende de todas las amenazas que
intentan echarnos de nuestro hogar, Nagrand. He de pasar la prueba.
Subir a Oshu’gun, y ser aceptado por los ancestros me legitimará
como heredero de Garad. He conseguido llegar a la cima, puedo ver
toda Nagrand bajo mis pies. El viento aquí arriba es fuerte, y me
zarandea. Pero no me tirará. Nunca antes había escuchado ninguna
historia de nadie que llegara aquí arriba. No sabía que había que
esperar. No sabía que me encontraría, espíritus de orcos
encumbrados en luz, almas traslucidas…nada, no había nada, yo, el
viento, y el sol tostando aun mas mi piel marrón. Sin embargo,
sentía que algo me acompañaba. Yo, allí arriba, me sentía un
legítimo heredero de mi padre.
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¡Por todos los demonios! ¿Qué ha
ocurrido? He tenido una visión al tocar ese orbe…no sé ni lo que
es…lo recuperé mientras estaba en el mundo de Terrallende…se lo
arrebaté a un brujo. ¿Quién era el de la visión? Espera…. ¿Hijo
de Garad?...de que me suena… ¡Por Lor’themar! ¡Era una visión
sobre Durotan, el padre de Thrall! ¡Tengo que seguir viendo!
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Maldito Orgrimm, se cree que va a conseguir una
pieza de caza mayor que yo, lo lleva claro. Pobre iluso. He cazado en
estos bosques más veces que él, me los conozco mejor. Talador es
peligroso, pero no voy a dejar que ese insensato me supere cazando.
¿Qué es ese rugido? ¡Maldición! un Ogro,
parece un ogro. ¿Dónde está Orgrimm? ¡Argh¡ Escucho ruidos de
lucha, seguro que se ha encontrado con él.
-¡Tranquilo Orgrimm!-Grité-¡Ahora voy a
rescatarte pequeño!
-¡En tus sueños!- Me contestó él, entre la
espesura. Eso me ayudó a guiarme.
Al llegar al claro, la escena era dantesca.
Orgrimm y un Ogro gigantesco se enfrentaban es un combate que no
admitía dudas. Un garrotazo de un ogro te podía machacar sin
posibilidad de cura. Un martillazo de orgrim, con su martillo, podía
dejarte lisiado, en el caso de un ogro, quedaría lo suficiente débil
como para no poder esquivar un martillazo en la cabeza. Orgrimm, sin
duda parecía divertido. ¿Acaso pensaría usar a ese ogro como
trofeo de caza?
Orgrimm no va a poder colgarse la medalla de
matar a ese Ogro. 5 flechas salen ahora de su nuca y espalda. Los
arcos que las han disparado, no son arcos orco, son arcos Draenei.
Parecen ser una expedición de caza, igual que nosotros, pero una
expedición más seria que la nuestra. La nuestra era una
competición, la suya era de vigilancia.
Hemos notificado a nuestros clanes, mediante un
mensajero, que hemos sido invitados al hogar Draenei. Restalaan, el
líder de la patrulla, nos informa de que su venerado líder, El
profeta Velen, se encuentra en estos momentos en su asentamiento en
talador, Telmor, y desea cenar con nosotros.
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¡Oh! ¡Por dios! ¿Que hiciste esa noche
Durotan? Hasta yo tengo resaca…. Como puede ser, esta reliquia no
solo me transfiere los recuerdos, si no también los sentimientos, y
el dolor, o la alegría de Durotan. Sigamos, a ver que más veo en el
orbe….
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Estoy volviendo a mi poblado. La cena con el
Profeta Velen fue bastante entretenida, por llamarla de alguna forma.
Conversamos durante horas sobre tradiciones de ambos pueblos. Podría
asegurar que he aprendido mas de los Draenei en esta noche, que en
toda mi vida…bueno, y que todo mi poblado junto.
Vaya por donde. Nunca la había visto por
aquí. He preguntado y me han dicho que se llama Draka. Si, es del
poblado, pero nunca antes la había visto…que raro. La he invitado
a salir de caza, y me ha rechazado. ¡A mí! Pero no voy a renunciar
a ella, deseo conocerla más. Me ha vuelto a rechazar la invitación
de caza. Finalmente Draka ha aceptado mi invitación de caza. La
primera cacería llevó a otra, hasta que al final, las
demostraciones de fuerza y nobleza han hecho que decidamos unirnos.
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Han pasado ya muchos años desde que era un
cachorro. Me he unido con mi compañera Draka, la más honorable de
todos los orcos. También he recibido el liderazgo de mi clan, el
clan lobo Gélido. Mi padre, el orgulloso Garad, cayó en batalla
contra los infames ogros, que comandaban un ejército de gronns de
las montañas. Sin embargo su sacrificio no será en vano, ya que
salvo a nuestro pueblo. Su nombre se recordara eternamente, pues
nuestro poblado ahora lleva su nombre, en su honor. Garadar.
Nos han convocado. El gran Chaman Ner’zhul,
guía espiritual de nuestro pueblo, nos ha convocado en Oshu’gun.
Asegura que los ancestros le han hecho una revelación.
-Pueblo de Draenor. ¡Mi pueblo! - Bramó el
gran chaman Ner’zhul - Los ancestros me han hablado. Me han
revelado la verdad sobre los Draenei, nuestros falsos amigos. Me han
revelado que llevan años en nuestra contra, que secretamente son
nuestros enemigos, que desean nuestra destrucción, y ¡nuestra
extinción!
Los Draenei ¿enemigos nuestros? Hace ya mucho
tiempo que no hablo ni tengo contacto con Restalaan, sin embargo,
quien sabe, quizás desde entonces se hayan vuelto en nuestra
contra.
Han empezado los ataques a los Draenei. El
mismo Ner’zhul me ha pedido que me reúna con el Profeta Velen en
Oshu’gun. Planea que, con la escusa de reunirnos para parlamentar,
lo capturemos y lo llevemos en su presencia. Estamos en Oshu’gun,
puedo ver al grupo de Velen un poco más al sur.
-Bienvenido Durotan, Hijo de Garad- Dijo
Velen- Honorable líder del clan lobo gélido. Me alegra ver que
habéis aceptado nuestra propuesta de reunión.
-Estoy aquí por petición de Ner’zhul,
quien ha creído que podía ser el idóneo para esta reunión, no
porque a mí personalmente me apeteciera venir.
- Sin embargo lo has hecho, Durotan, y eso me
complace. Sé que mis palabras llegaran hondo en ti, y que entrarás
en razón. - Velen hizo una pequeña pausa y prosiguió – Esta
guerra que habéis emprendido en contra de mi pueblo es un
despropósito. Conozco las condiciones en las que vuestro líder
espiritual, Ner’zhul, os proclamó que éramos vuestros enemigos.
Debes saber que la fé que depositáis en Oshu’gun como monumento y
templo de vuestras creencias, es en cierto modo, errónea. Oshu’gun
es en verdad….
-Eres un bastardo blasfemo “profeta”-
Drek’thar no pudo contenerse ante el ataque a nuestras creencias.-
¿Como osas insultar nuestra tradición con sucias mentiras?
-Silencio Drek’tar, no hace falta
insultarle, basta con hacer oídos sordos a sus falsedades. – Volví
mi rostro hacia Velen – Y a ti “profeta”, mas te vale irte de
aquí ahora. Que sepas que la intención de venir aquí era la de
capturarte, sin embargo, por la hospitalidad mostrada hacia mí y un
amigo mío, Orgrim, te permitiré que te marches.
Esa fue mi última reunión con los Draenei, y
las últimas palabras que cruzaría con ellos jamás. Sin embargo, y
nunca voy a confesar esto a Drek’tar, no he hecho caso omiso a las
palabras de velen. Quizás si que tengan algo de verdad. Pero no
puedo seguir mi instinto y desafiar a Ner’zhul. Ya un clan, el clan
señor del trueno, se ha visto, castigado, por no acudir a la
convocatoria de nuestro chaman, Ner’zhul.
Los ataques continúan. Hemos sido enviados a
atacar unas localizaciones en Talador. Temo que me encuentre con
Restalaan si voy allí. Sí, nos lo hemos encontrado, y nos a
derrotado. No lo hubiesen conseguido de tener todas nuestras fuerzas,
sin embargo perdimos a nuestros chamanes. En mitad de la lucha sus
poderes flaquearon, no podían invocar a los elementales, ni nuestros
ancestros. Todo esto me hace pensar aun mas en lo que me dijo Velen.
Quizás tuviera razón y esta guerra no sea justa, quizás estemos
luchando engañados por Ner’zhul, para que creamos que ellos son
nuestros enemigos. Lo he hablado con Draka, piensa como yo, que
Ner’zhul esconde algo, pero coincide también conmigo en que no
podemos hacer públicos estos pensamientos. Nuestro clan peligraría
si, abiertamente, proclamamos que desconfiamos del gran líder
espiritual de los orcos. Lo único que podemos hacer, por el momento,
es permitir que los chamanes, que lo deseen, aprendan nociones de
brujería del aprendiz de Ner’zhul, Gul’dan, para poder rendir en
combate, si no, lo tendremos muy mal para poder seguir con los
ataques.
Las cosas están cambiando y me gustan cada
vez menos. Ya no es Ner’zhul quien nos lidera, ahora es Gul’dan,
su aprendiz. Ahora nos hace llamar la Horda, y a pedido que, los
jefes que lo deseemos, nos presentemos para Jefe de Guerra de la
Horda. Me he presentado, pero el que al final ha salido elegido a
sido Puñonegro, el destructor, el líder del clan Rocanegra. Orgrim
pertenece a ese clan. Ahora llamado Orgrim Martillo Maldito, con
todos los honores, pues su padre también cayó en combate, y el
heredó su martillo y su nombre.
Nuevas órdenes directas de Puñonegro,
nuestro amado jefe de guerra, hemos de atacar Telmor. Nuestro clan es
el más cercano, así que nos toca atacar. Además saben que yo
conozco la manera de entrar en la ciudad Draenei. Hace ya muchos
años, la noche que Restalaan nos invito a venir, vi como accionaba
una piedra, escondida entre arbustos, para dejar ver la entrada
secreta. Recuerdo donde estaba la piedra, se entrar, y allí voy.
El combate ha sido sangriento. Hemos usado
todos los hechizos, las armas y la sangre de nuestras venas, pero
Telmor arde. Arde con la sangre y los huesos de sus habitantes.
Tambien Restalaan ha caído. Yo mismo le he matado, como corresponde.
Jefe contra jefe, líder contra líder. Le he dado una muerte
honrosa, en combate. No es su muerte lo que me preocupa, es la de los
inocentes, niños, mujeres. Hemos masacrado a cachorros que bien
podrían haber jugado con los nuestros, si hubiesen tenido la
oportunidad.
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He recibido una extraña visita. Ha venido
Ner’zhul a mi campamento. Me ha advertido de que Gul’dan nos
convocará, y que nos dará un gran regalo de sus aliados, los que
nos han dado un propósito. Me ha pedido que no coja su regalo, que
no tome lo que nos dé, ni yo ni nuestro clan, o la deshonra caerá
siempre sobre nosotros.
Como esperaba. Gul’dan nos ha convocado. Nos
ha traído a Tanaan, pero está todo muy cambiado, como podrido. Cada
vez entiendo mas las advertencias de Ner’zhul. La antigua selva de
Tanaan ahora es un decrepito pozo de mierda. Huele a azufre. A
muerte. Según dicen, es igual a como huele ahora parte del valle de
Sombraluna, la parte donde vive Gul’dan con su clan. Hay un gran
caldero, junto al brujo, y junto al caldero estamos también los
jefes de los clanes.
-¡Bienvenidos jefes de los clanes, bienvenida
mi horda!- Empieza la típica monserga – Henos aquí, reunidos por
una parte YO, con el poderoso presente de Kil’Jaeden, mi mentor, y
vosotros, el poderoso pueblo que habrá de recibirlo. Venid pues
jefes de clan, y bebed de la sangre del gran Mannoroth, y saciaros de
su poder.
Puñonegro se ha adelantado. Dispuesto a
beber, sin duda alguna, es el jefe de guerra de la Horda, le
corresponde por derecho. Sin embargo, yo no soy el único que piensa
que Puñonegro es un simple títere de Gul’dan. Grommash Grito
infernal, del clan Grito de guerra, se ha adelantado en una
carrerilla y se ha acercado al caldero, y con su propia mano ha
bebido de él. Ha sido un desafío en toda regla por parte de Grom,
será interesante ver a donde lo lleva.
Todos los jefes han bebido. Puñonegro,
Kargath, Killrogg…Yo…No, yo no. Me retiro del trono donde estaba
el caldero, me abro paso entre mi gente, y les ordeno que se retiren,
que ninguno beba. No me gire para ver si me obedecían, seguí
andando y sentía como todos me seguían. Este es mi desafío, no
para Puñonegro, si no para Gul’dan. Que se quede con su inmundo
poder demoniaco, y que se ahogue en él.
Los demás clanes están experimentando un
cambio en su piel. Se está volviendo roja. A muchos hasta le ha
cambiado el color de los ojos a rojo. Es un espectáculo grotesco. El
siguiente paso de la Horda, con aquel nuevo poder, es Shatrath, la
ciudad de la luz de los Draenei. Ciudad de la luz. Muerte y oscuridad
es lo único que hemos dejado, y cadáveres, muchos cadáveres. Este
poder es aterrador. Embriaga a todos con sed de sangre sin igual.
Luchan ferozmente ignorando heridas y ninguneando a cualquier peligro
contra el que se enfrenten. La Horda se ha convertido en una marea de
oscuridad y muerte.
Seguimos avanzando por el valle de sombraluna.
Huele a muerte y azufre, huele a demonio. No sé durante cuánto
tiempo más va a ser más seguro seguir con la Horda que sacar a mi
pueblo de este inmundo ejército y arriesgarnos a su Ira.
El templo de karabor a caído. El mazazo aquí
ha sido contundente, brutal, definitivo. Las hachas de los guerreros
de la Horda hay cortado carne de guerreros, ancianos, niños, de una
civilización entera, que solo tenía un viejo templo en el que
cobijarse. Lo hemos arrasado. Los hemos mutilado. No creo que nadie
haya escapado. La Horda ha ganado…ha vencido a su rival.
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Me he despertado de las visiones. Ha sido un
largo rato en trance. Ha debido ser durante la última batalla cuando
he debido llorar al ver morir a esos pobres niños. Aun tengo
taquicardia. Ahora entiendo esas palabras del Alto Señor Varok
Colmillosaurio, durante las batallas en Rasganorte.
-Muchos veteranos de la primera horda nunca
se recuperaron. Fue el recuerdo de los niños Draenei lo que
desquició a la mayoría.
No debe quedar mucho para la muerte de
Durotan. Si consigo que no me dé un infarto, o algo peor, durante la
visión, quizá descubra quién lo mató.
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Hemos sido exiliados. Han pasado
algunos años desde el final de la guerra y mis continuas oposiciones
a todo lo que ha seguido, nos han llevado al Exilio. Al acabar la
guerra los clanes debieron disolverse, volver a sus tierras, y vivir
en paz, pero la mayoría de clanes ya no conocían la paz, solo
vivían para una continua guerra. La sangre de demonio, les ha
cambiado.
Y finalmente aquí nos vemos. En un mundo
desconocido. Exiliados de nuestro pueblo, vagando sin destino en
busca de una tierra que nos acoja y nos permita intentar perdonarnos
por lo que hemos hecho, por haber sido siervos de demonios. Cabe
decir que si esto es lo peor que nos esperaba por contradecir y retar
el liderazgo de Gul’dan, lo hubiese hecho antes, pero no sé si
hubiese valido la pena hacerlo en nuestro mundo. Nuestro mundo se
muere, la magia demoniaca de la que ha hecho uso Gul’dan, sobre
todo en los últimos años para abrir el portal, han carcomido aun
mas nuestras tierras, Tanaan entero es un erial, y otras zonas le
siguen. Este mundo aun está vivo, y si la Horda pierde su nueva
guerra, aunque seamos perseguidos, quizás podamos vivir en paz,
aquí.
No dejo de darle vueltas. La mayoría de mi
pueblo no sabe que es siervo de demonios. Muchos ni siquiera saben
porque nuestros chamanes perdieron el favor de los ancestros. Muchos
creen que fue cosa de los Draenei. Drek’tar me ha dado un nuevo
rayo de esperanza. Es el único, pero dice que puede sentir a los
elementos de nuevo. Quizás él, que se ha arrepentido de lo que ha
hecho, me haya enseñado que mi pueblo aun puede redimirse.
Se lo que he de hacer, mi pueblo ha de saber
por mi mano, como yo lo supe por Ner’shul, que estamos siendo
manejados por un concilio secreto de brujos, que obedecen a Gul’dan,
y este a su vez a los demonios. Puñonegro, nuestro jefe de guerra,
no es más que un pelele. Hemos sido engañados y humillados a
simples brutos en pos de ser sacrificados para las guerras de los
brujos. Es una pena que Grommash Grito Infernal no haya cruzado el
portal junto con la Horda, sus retos a Puñonegro en el trono de
Kil’Jaeden le costaron quedarse en la retaguardia, pero se a quien
he de acudir para empezar a solucionar esto.
He hablado esto con Draka. Aun con nuestro
hijo lactante aun mamando de su pecho, quiere acompañarme, pues
juramos estar siempre juntos. Quiere ayudarme a cumplir mi misión, y
no voy a ser yo quien la convenza de lo contrario, es una gran
guerrera, y la admiro.
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-Hemos sido camaradas durante mucho tiempo
Orgrim, y sabes que te digo la verdad, nunca te mentiría en algo
así.- Me cree, pero no sabe aun como tomar esta información –
Toda esta sangre, toda esta guerra, toda esta muerte, ha sido a
capricho de un loco con delirios de grandeza que se ha aliado con
seres demoníacos, y nos han conducido como a rebaño. Y nuestro
propio jefe de guerra, tu jefe de clan, Puñonegro, es solo un
títere. No hay mayor deshonor.
-Te creo amigo.- Me contestó – Te aseguro
que tomare medidas para solucionar esto, no voy a dejar, ahora que lo
sé, que nuestro pueblo siga sometido a la voluntad del concilio de
brujos de Gul’dan. Pero aquí no estáis seguros, mis guardias me
son leales, pero no el resto de campamento. No es un secreto que
estáis exiliados por Gul’dan, y si os ven aquí os intentaran
arrestar. Lo más seguro es que vuelvas a tu hogar, y sabrás cuando
yo haya solucionado las cosas.
-Gracias amigo mí.
Orgrim nos ha confiado a un guardia leal. Nos
está acompañando por una ruta segura hasta las montañas, donde
podremos retomar el camino al norte, y a nuestro hogar. Yo sostengo a
nuestro hijo ahora.
-¡Nos atacan! –
Nos asaltan en mitad del camino. El primero en
morir es el guardia, que incrédulo, no entidne porque le atacan, si
él es el que nos a vendido. Sin embargo no creo que Orgrim tenga
nada que ver. Intento sacar mi hacha pero otro atacante esta encima
de mí y me ha propinado un golpe en el brazo y un corte en la
pierna. Pierdo mucha sangre. Escucho a Draka gritar, esta a mis
espaldas, no la veo caer, pero seguro que no ha sido sin defenderse.
Sigo sosteniendo a mi hijo con el brazo que tengo bien. Miro a mi
verdugo, sabe que ya estoy muerto, tengo cortada la arteria femoral.
-Deberías dar las gracias. Me dice- morirás
antes de ver como las bestias descuartizan a esta rata que tienes
como hijo.
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Me he despertado, después de quizás un día
entero. Tengo aun restos de espuma en la boca, me ha dado un colapso
por sentir la muerte de Durotan a través de la reliquia. Sigo sin
saber que es, pero casi me mata a mí.
Contemplar todos estos hechos en primera
persona, como si estuviera en la mente de Durotan, me han llevado a
darme cuenta que el impacto de la ambición de Gul’dan en todo, y
en todos, es aun mayor de lo que imaginaba. Aunque ya están datados
cronológicamente los hechos que he visionado, que corresponden al
final de la primera guerra, cuando Orgrim reta y derrota a Puñonegro
en duelo y después ejecuta al consejo de las sombras, me sobrecoge
saber que fue gracias al sacrificio de Durotan.
Lo que lamento es no haber podido descubrir
la identidad de los asesinos de Durotan, llevaban la cara tapada.
Gran trabajo. Me gusta el modo en que lo expones. El formato de entrevista lo hace muy entretenido de leer.
ResponderEliminarMuchas gracias.
EliminarSupongo que por lo del formato de entrevista lo dices por otros artículos, porque en este use otro método.
Todo y así muchas gracias por tu comentario apoyándonos.
un saludo