Saludos lectores.
En estas anotaciones podéis encontrar
relatos y conversaciones que la Magistri Quelariel de Lunargenta ha
tenido con diversos aventureros y héroes anónimos de Azeroth. En
esta ocasión podemos contemplar las confesiones y relatos que un
veterano de la primera horda nos hace en referencia a un orco que ha
sido el que empezó una pesadilla que a cubierto de oscuridad y
sangre gran parte de la vida de Morengast, chaman de los lobo gélido.
Su vida y la de gran parte del mundo.
-Que recuerdas de Gul’dan, he oído
muchas veces ese nombre, pero no se mucho de él. Los orcos no soléis
hacer pergaminos o relatos de vuestra historia, así que me toca
preguntarte.
¿Gul’dan? Hace mucho que escuché
ese nombre, y daría todo por no haberlo escuchado nunca. Pero la
llamada era imposible de ignorar. Mi clan, mi antiguo clan nos llamo
a todos. Nos llamaron para que todos los jóvenes nos reuniéramos,
nos dijeron que el clan Sombraluna, y un nuevo clan llamado
Cazatormentas se estaban alzando, uniendo los clanes para la guerra.
-¿Los clanes nunca habían hecho
eso?
¿Unirnos? ¿Contra quién? Los ogros
tenían su propio gran imperio más allá de las costas de la lejana
Arak. Los Arakkoa Nunca había supuesto un problema. Había muchas
otras razas y pueblos, pero ninguno merecedor de un alzamiento así.
Solo quedaban, los Draenei.
-¿Qué sabias de los draenei? ¿Os
eran hostiles?
Mi clan nunca había estado muy apegado
a ellos, ni aun siquiera recuerdo si alguna vez comerciamos con
ellos. Yo era joven, y solo podía pensar en que me había convertido
en chamán. Pronto ese nombre recorrió todo el grupo en el que me
encontraba. Y demasiado pronto nos dimos cuenta que era verdad.
-Cuéntame todo lo que recuerdes, no
voy a interrumpirte más.
Las primeras escaramuzas y batallas
contra los Draenei empezaron. Durante una batalla los chamanes
perdimos nuestra habilidad, no podíamos invocar el favor de los
elementos. Quizás aquello era una señal de que los elementos no
estaban a favor de aquella guerra. Nuestro líder nos permitió, bajo
instrucción de ese maldito Gul’dan, aprender las artes de la
brujería, una magia muy poderosa que dominaban tanto él, como una
hueste de sus fanáticos, y pronto muchos otros en todos los clanes.
-¿Y con esos poderes…?
Destruimos Telmor, una ciudad escondida
de los Draenei, y mi propio líder mato a un draenei llamado
Restalaan, el Líder de Telmor. Después de aquello nos volvimos a
reunir en lo que antes se llamaba la selva de Tanaan. Los clanes más
poderosos estaban en primera fila. Los grandes lideres gritaban y
juraban servir a Gul’dan. Y cada vez que lo hacían bebían de un
caldero en el que burbujeaba un líquido rojizo. Parecía sangre. El
primero en beber iba a ser Puñonegro, del clan Rocanegra, sin
embargo Grommash de los grito de guerra se le adelanto y bebió, a
modo de afrenta, ya que puño negro seria el gran jefe de guerra de
la horda. Así nos llamaban, la Horda.
Pronto nuestro líder juro lealtad a
Gul’dan, y a Puñonegro. Quizás lo hizo más por el miedo a que
ocurriría si no lo hacía. Se rumoreaba que el clan Señor de la
Tormenta, había sido aniquilado como advertencia a los que se
atrevieran a levantarse en contra de la Horda y de Gul’dan. Si,
Puñonegro era el jefe de guerra, pero la mayoría rumoreaban entre
susurros que Gul’dan movía en verdad los hilos. Gul’dan y su
séquito.
Sin embargo, no bebimos de aquel
caldero, ni nuestro líder lo hizo, ni a nosotros se nos permitió.
Han pasado muchos años, pero aun podría jurar que el odio en los
ojos de Gul’dan podría haber ahogado a todo nuestro clan por
aquella afrenta, por aquella desobediencia.
Lo que Gul’dan ofreció a todos los
orcos los volvió bestias sedientas de sangre. Se volvieron de piel
roja. Los ojos eran negros y con una luz roja que los encendía, y
hasta juraría que eran más grandes ahora. Nuestro clan no bebió,
pero con los días, nuestra piel se volvió verdosa, quizás por
contagio de estar con tantos otros orcos que si habían bebido.
Entonces empezó la masacre. Primero tomamos Shatrath, a la que los
Draenei llamaban la ciudad de la luz. La dejamos sumida en oscuridad
y muerte. Después avanzamos por sombraluna, en aquel entonces aun
era un lugar bonito y agradable de visitar, y asolamos el templo de
Karabor. Por las noches aun recuerdo los gritos de los niños
Draenei, y como eran acallados bajo las hachas de grandes orcos de
color rojo sangre…Muchos aun los recordamos, muchos no lo
superan…nunca.
-¿Que ocurrió después? Ahora
sabemos que muchos Draeneis se salvaron, conducidos por Velen y otros
a lugares ocultos, ¿pero vosotros los buscasteis?
Los clanes pensaron que aquello había
sido una victoria sin posibilidad de que nadie hubiese huido. Pronto
los clanes se aburrieron, y buscaron nuevas diversiones, ellos
mismos. A Rocanegra, o mejor dicho, a Gul’dan, debió entrarle
miedo de que su horda se masacrara a sí misma. Así que nos desvió
hacia otro lugar más prometedor.
Las cosas habían cambiado, a Gul’dan
de pronto se le marco un nuevo destino, que no hubiésemos imaginado
nunca. Nos condujo a Tanaan de nuevo. Y allí nos mostro una gran
arco que estaban construyendo. Un gran portal. Y Gul’dan había
abierto una puerta luminosa que se iba extendiendo por los bordes del
arco conforme lo iban construyendo. Gul’dan nos hablo. Había
tenido un sueño. Un sueño de un mundo virgen, lleno de recursos, de
nuevos hogares. Hogares que en Draenor ya no eran posibles. Yo en
aquel tiempo ya empecé a sospechar que la magia que usaban los
brujos de Gul’dan, incluso yo mismo, estaba matando nuestro mundo.
Gul’dan nos prometía un mundo verde,
hermoso, en el que vivir. Y accedimos. Todos pasamos por el portal,
algunos clanes se quedaron atrás. Grommash pagó caro la afrenta del
caldero. Gul’dan lo relego a la retaguardia, no cruzaría el
portal, no de momento. Y así empezó la guerra en este mundo.
Cruzamos y pisamos suelo pantanoso, seguimos avanzando y entramos en
contacto con los primeros humanos…
-¿Puedes centrarte más en Gul’dan?
Sí, claro, disculpa. En aquel tiempo
Gul’dan gozaba de más poder que ningún otro orco, se veía más
que claro, que Puñonegro no era más que un títere, muchos lo
sabíamos, sospechábamos, llámale como quieras, pero cada vez era
más obvio. Entonces algo cambió. Nuestro líder nos prohibió
volver a usar los poderes que Gul’dan nos había enseñado, cosa
que realmente me quito un peso de encima. Cada vez me sentía más
sucio.
Y ya no puedo contarte más sobre
Gul’dan.
-¿Por qué? Aun queda parte de
historia que no me has contado, Gul’dan siguió en la horda hasta
el final de la segunda guerra ¿no?
Si, lo hizo, pero nuestro clan no.
Nuestro líder debió descubrir algo muy importante para tomar una
decisión así, pero lo hizo. Nos separo de la horda. Nos exilio. Nos
llevo por aquel basto mundo hasta lo que ahora se llama Alterac, o al
menos creo que estábamos muy cerca de ahí. Podría contarte la
historia que ha llegado a mis oídos, pero ya eso no lo viví. Lo
escuche de boca de otros.
-Pues entonces creo que buscare
otras fuentes que sean más directas, no es por menospreciar tu
historia…
Tranquila, no hay problema, además se
hace tarde, y tengo cosas que hacer.
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La Magistri Quelariel de Lunargenta,
después de quedarse a media historia intenta encontrar otras fuentes
de información directa, pero no es hasta más de medio año después
de su primera conversación con el chaman Morengast cuando encuentra
otra fuente aparentemente fiable.
En este caso la información recogida
proviene de unos tomos y anotaciones pertenecientes a otros magos del
Kirin Tor, en las que explican los acontecimientos que ocurrieron
desde que se recibieron los primeros informes de ataques orcos. Para
más exactitud, el texto que ha llamado la atención de la Magistri
Quelariel es un informe de una patrulla de Lordaeron que informa de
los siguientes acontecimientos.
-Capitan
Hildoran. III Brigada de Trabalomas.
Informo
de los acontecimentos ocurridos durante esta noche en el campamento
de Trabalomas. Ya son 4 las noches en que mi brigada se ve atacada
por una pequeña compañía de orcos. Durante la noche pasada
coseguimos atrapar a uno de los emboscadores. Notamos que el color
rojizo que tenían los orcos en los primeros informes pasa a ser
verdoso. Y que a diferencia de los orcos que están en los campos de
concentración, éste aún tiene ganas de pelea. Mis hombres han
tenido a bien bajarle los humos con un poco de trato preferencial, a
base de puñetazos. Después de que uno de nuestros paladines tuviera
un charla con él descubrimos que se había vuelto muy colaborativo.
Mediante un hechizo de dialecto que nos proporciono el mago de la
brigada pudimos entenderle y comunicarnos con el monstruo amaestrado
que teníamos atado en las mazmorras.
Nada
mas comprender que podía entendernos empezó a contarnos las mil y
una historias. Muchas cosas y nombres nos eran desconocidos.
Pronuncio muchas veces Gul’dan y circulo de las sombras. Nuestro
paladín, Ser McManuss, le dio de nuevo un estimulo para que se
concentrara. Entonces empezamos a entender lo que decía y atar
cabos. Informes de la primera guerra contaban que durante esos
acontecimientos hubo un cambio de mando en la Horda. Según nuestro
informante parlanchín, ese cambio de mando se debe a la traición de
un tal Durotan. Este descubrió que Gul’dan rendía culto a los
demonios, y que dirigía secretamente la horda manejando a Puñonegro,
apodado el destructor, como su títere.
Según
nos ha dicho, Gul’dan consiguió todo su poder de un tal
Kil’Jaeden. Él, le ordeno exterminar una raza de su mundo natal. Y
después de eso, encamino a la horda hacia nuestro mundo, mediante un
portal que había abierto durante un sueño compartido con el
Archimago Medivh. Hay informes que corroboran que Medivh era un
traidor, pero esta historia es sorprendente. Más tarde, después de
dejarle recuperar fuerzas seguimos interrogándolo. Nos cuenta que
Orgrim Martillo Maldito, conocido Jefe de guerra, ahora en paradero
desaparecido, también recibió la información de que Gul’dan
controlaba a la Horda, y que los planes venían en verdad de esferas
demoniacas.
Orgrim,
a diferencia de Puñonegro, no acepto esas noticias de buen grado, y
después de retar a su maestro, mentor, y jefe de guerra, lo derroto
en un duelo, y se proclamo nuevo jefe de guerra y líder del clan
Rocanegra. No cesó en su empeño por destruir Ventormenta, pues eso
ocurrió mientras aun estaban sumidos en la primera guerra, pero por
lo que nos cuenta nuestro informante se alzo en contra de Gul’dan,
mató a todos los miembros del circulo de las sombras, y hubiera
matado al mismísimo Gul’dan, de no ser porque este, ya con el
hacha en el cuello, le propuso un trato. Gul’dan crearía para él
un ejército de guerreros invencibles, que le obedecerían solo a él,
y lucharían como mil orcos.
Orgrim,
acepto el trato y dejo con vida a Gul’dan. Este, creo para él a
los que, si no recuerdo mal, se llaman caballeros de la muerte.
Nuestro prisionero parece que estuvo próximo a Gul’dan en aquellos
momentos, por precaución le hemos cortado las manos, para que no
pueda usar magia, en caso de que sea un brujo. Nos explica, entre
sollozos, que Gul’dan usó las almas de sus camaradas del circulo
de las sombras para imbuirlas en los cuerpos muertos de guerreros
humanos. Los caballeros de la muerte sembraron el terror durante la
primera guerra. Nos habla de uno de los más poderosos llamado Teron
Sanguino, pero cuando intenta seguir la historia se desmaya.
Durante
la madrugada nuestro prisionero ha tenido varios ataques como si le
faltara la respiración .Finalmente a muerto, ahogado en su propio
vomito, pero sin finalizar la historia que nos estaba contando y que
quizás podría haber respondido a preguntas que el Kirin Tor aun no
ha respondido.
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La
falta de cuidados por parte de la III Brigada de Trabalomas deja a la
Magistri Quelariel de nuevo con la historia a medias. Aunque ya
comprende de donde provenían los poderes de Gul’dan, y como se
crearon los caballeros de la muerte, aun le quedaban respuestas sin
responder. Algunos informes dicen que Gul’dan desapareció durante
la segunda guerra, embarcándose en barcos robados, pero ¿dónde
podría encontrar el porqué?
Después
de varias semanas rebuscando entre montones de papeles de una de las
bibliotecas de Dalaran, encuentra información de donde encontrar a
alguien que le pueda informar de algo más. En varios tomos
enciclopédicos sobre artilugios mágicos, se nombra la calavera de
Gul’dan. Eso, y la historia de que el Elfo de la noche Illidan
Tempestira uso la calavera para convertirse en un semidemonio, le dio
la idea de preguntar a alguien de esa raza sobre si sabía algo más
de Gul’dan.
En
las siguientes notas se recoge la conversación entre la Magistri
Quelariel de Lunargente y la aprendiza druídica Inkiladriel.
-¿Que
puedes contarme?
No
entiendo en que podría yo ayudarte. Me estas entreteniendo, mientras
que mis maestro esperan a que cumpla con mis obligaciones.
-Te
pido que me concedas algunos minutos, se que tu madre fue miembro de
las guardianas de Hyjal. Sé que desapareció trágicamente en
Suramar, y que de allí solo escapó Lady Maiev, ¿No puedes contarme
nada? ¿No sabes nada?
Mi
madre era una guardiana, SI. Viajo a esa maldita isla con Lady Maiev,
SI. Y si, perseguían a Illidan, y allí descubrieron que ese tal
Gul’dan había muerto en esa isla, pero si alguien sabia el porqué
no era mi madre. Intenta pedir información a los eruditos de
Darnassus, si no te ensartan antes una flecha en el pecho.
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Había tenido suerte de que la
aprendiza druídica estuviera en claro de luna en aquella ocasión, y
que la hubiese encontrado viajando hacia Astranaar, pero no pudo
conseguir de ella más que la confirmación de lo que ya sabía, que
Gul’dan había muerto en Suramar. Sin embargo no le quedó otro
remedio que preguntarse si realmente podría entrar en Darnassus.
Desechada esa opción decidió que
debía viajar de nuevo a Dalaran, ya que de ahí podría intentar
buscar un nuevo punto desde el que partir. Sin embargo antes decidió
viajar a la cercana Orgrimmar, en busca de su antiguo confidente,
Morengast, que tiempo atrás le contara los inicios de la Horda de
Gul’dan, a ver si podía contarle la historia que él había
escuchado de boca de otros. Ahora comprendía que había sido un
error no preguntarse la antes.
En las siguientes notas se registra la
conversación con la orca apodada Nänäko, que no quiso revelar su
verdadero nombre, y la Magistri Quelariel.
-Pareces muy joven, ¿Que puedes
contarme de Gul’dan?
Realmente nunca conocí a Gul’dan.
Nunca escuche nada de él, hasta que conocí al que tú buscabas en
la posada. Estaba una noche en sierra espolón, acampando, cuando el
apareció en la noche y me pregunto si me importaba que se acercara
al fuego. Yo le dejé, y le pedí, ya que parecía bastante mayor,
que me contara historias sobre mi raza. Me contó cosas sobre un orco
al que según él, hemos de atribuir todo lo malo que nos ha pasado.
Me dijo que se llamaba Morengast, y que por culpa de Gul’dan había
matado inocentes, perdido a su familia, condenado almas al vacio, y
vivido exiliado entre nieve y hambre durante casi 20 años.
Me contó la historia de cómo Gul’dan
llamó a los clanes, pero esa historia me has dicho que ya la sabes.
Me contó todo lo que tú me has descrito, hasta que Durotan los
exilia de forma voluntaria, pues descubre el secreto de Gul’dan,
que en realidad servía a los demonios. A partir de ahí me dijo que
ya no conocía de primera mano lo ocurrido, y que solo podía
contarme las historias que había escuchado.
-Llevo meses detrás de esa parte de
la historia, me gustaría completar toda la historia y saber que le
pasó a Gul’dan.
Si, y por cierto, algunas de las cosas
de ese informe que dices que encontraste no son iguales que la
historia que yo conozco. Por lo que se ve, la razón por la que
Orgrim se atrevió a alzarse en contra del circulo de las sombras fue
porque Gul’dan estaba en estado comatoso y no porque se enfureciera
por el descubrimiento. Por lo que se ve, quien diera las ordenes le
daba igual, lo que quería era liderar el a la Horda, y usando esa
información y el coma de Gul’dan, derroco a Puñonegro y masacró
al círculo de las sombras.
-¿Que sabes de ese “coma”? ¿Te
lo contó Morengast?
SI. Fue a causa de la muerte de Medivh.
Resulta que Medivh y Gul’dan estaban conectados de forma
telepática, como en el sueño en el que abrieron el portal oscuro.
Medivh le contó que existía una isla en la que residía la fuente
del poder que el tenia. La isla de suramar, en la que se encontraba
la tumba de Sargeras. Pero Medivh nunca revelo la situación de la
isla, y como Gul’dan pudo notar que Medivh estaba en peligro
intentó entrar en su mente y robarle todos sus secretos. No lo
consiguió, tal y como contaron a Morengast, y él a mí, Medivh
murió antes de poder encontrar esa información y de salir de la
mente de Medivh. El shock sumió a gul’dan en un Coma. Y al
despertar, después de semanas, se encontró con Rocanegra derrocado,
su círculo de fieles masacrado, y un hacha en su cuello. De ahí lo
de crear los Caballeros de la muerte, para dar algo a Orgrim que
valiera por su vida.
-¿Los caballeros de la muerte a
quien obedecían? Gul’dan parece demasiado listo coma para crear a
unos guerreros tan poderosos y que obedezcan a su posible verdugo.
Obedecían a Gul’dan, obviamente, y
no a Orgrim. Pero lucharon por la causa de la Horda, hasta que
Gul’dan puso a la vista sus verdaderos planes. Podemos hablar de
traición, tanto a la Horda como a sus propios caballeros, ya que en
mitad del asedio de Lordaeron abandonaron las filas de la Horda, y
todo el clan Cazatormentas y el clan martillo crepuscular, que
lideraba su discippulo Cho’gal, se embarcaron rumbo mar adentro, en
busca de la Isla de Suramar. Gul’dan, en su coma, había encontrado
la localización de la isla, y había hecho los preparativos para
llegar a ella.
Orgrim, enfurecido por la deserción,
envió a Rend Y Maim, los hijos de puñonegro, en busca de Gul’dan.
Estos abandonaron el ejercito de Orgrim, pero no en busca de Gul’dan,
se fueron a la montaña rocanegra, y menguaron aun más las fuerzas
de Orgrim, que tuvo que retirarse de Loraderon.
Gul’dan llegó a donde estaba la isla
de Suramar. Sin embargo, la isla estaba sumergida en el océano. Pero
eso no era contratiempo para él. Aunque su discípulo Cho’gal, que
viajaba en otro barco, no estaba con él pues se separaron en una
tormenta, su poder fue suficiente para levantar la isla del fondo del
mar, y adentrarse en ese maldito lugar.
Gul’dan murió allí. En aquella
isla. Él, y todos sus seguidores. Si alguno sobrevivió, seguro es
el que ha contado estos rumores entre los nuestros. Seguro que la
historia es más completa, pero alguien que ha pasado por algo así,
seguro no puede dar tantos detalles.
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Así finaliza la recogida de notas y
relatos de la Magistri Quelariel de Lunargenta referente a Gul’dan.
Hay que decir que la búsqueda y recogida de Información y nuevos
relatos sigue adelante y estas notas pueden ser ampliadas por la
mismísima Magistri o cualquiera de sus ayudantes siempre que
considere que la nueva información es fidedigna y merecedora de
incluirse en sus tomos de historias y relatos.
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